
Por qué se castiga al profesorado
En una situación de crisis no se piensa mucho lo que se dice. Bastantes problemas hay como para cuidar el lenguaje e impostar una empatía de cursillo. En esos momentos sale por la boca lo que brota del pánico, de la preocupación o de la alarma y sale la verdad a bocajarro. ¿Y qué sale?
El jueves 12 de marzo miles de docentes gestionamos el caos, la histeria y el miedo, apoyando y sosteniendo a los más jóvenes y vulnerables en clase; mientras, desde las altas instancias de educación se decretaba el cierre de los centros y la noticia se corría como la pólvora por los whatsapps de toda la comunidad educativa. Era de dominio público en la prensa y minutos más tarde llegaba la comunicación oficial a los centros.
La reacción no se dejó esperar: algunas familias muy fastidiadas porque van a tener a sus hijos en casa al menos quince días sacaron la actitud cansina y a la defensiva de castigar al docente y llamarle vaguete. No se piensen ustedes que van a tener más vacaciones. Esta vez no. Menuda jeta… La administración muy sensible a estas críticas a la par que decretaba el cierre de los centros, también obligaba al personal docente y no docente a seguir asistiendo al centro con el mismo horario.
El viernes 13 de marzo el profesorado obediente como ciudadanía inmune al covid-19, cogía metros, trenes, autobuses… asistía a sus centros de trabajo y permanecíamos en él, entre pupitres vacíos. Aquí no se despistaba ni una guardia bajo la presionada mirada de unas direcciones desbordadas. Este colectivo a los ojos de sus superiores no parece tener en cuenta cómo lleguen, de dónde vengan, si tienen padres ancianos o hijos pequeños. Ante todo, tienen que estar en el centro los quince días. Una postura que nos humilló profundamente ¿cuánto le importamos a la administración? Ante las miles de quejas, hubo un segundo comunicado más razonable.
No olvidaré ese viernes: trabajo a destajo desde primera hora imprimiendo boletines de notas de la segunda evaluación que serán enviados por correo postal, tutores llamando a las familias para valorar el trimestre de los hijos por teléfono (el mismo aparato para todos), sesiones (no más de veinte personas juntas en cada sesión) de formación TIC para adecuar todas las clases presenciales a sesiones on-line. ¿Hemos recibido algún gesto de apoyo o agradecimiento en algún lado? No, ¿no?
Aunque haya profesores mediocres, el gremio docente es dedicado y profesional. Profesores a los que les gusta dar clase, tener contacto con el alumnado, enseñar su materia, que aprendan y descubran el mundo. No nos hace gracia quedarnos en casa, no nos gusta la incertidumbre de cómo acabará el curso. No necesitamos a una administración a la defensiva vigilándonos ni a unas familias criticando constantemente nuestro trabajo.
Es la administración quien nos contrata y elige el perfil de docente que quiere en su empresa; entiendo que debería haber un margen de confianza. Y por otro lado, supongo que los padres saben que sus hijos son suyos, y que la educación es cosa de ellas y ellos, ni de los abuelos ni de su profesorado. A nosotros nos toca enseñarles un trocito del mundo y de la cultura en un pequeño espacio de su trayectoria por la vida. Sólo eso.
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Absolutamente impecable, Marian.
#etxeangeratukonaiz
Se puede decir más alto,pero no mejor ni más claro.
Llevan mucho tiempo insinuando, cuando no diciendo claramente, lo vagos, inútiles y jetas que somos. ¿Cómo no va a calar esto en la población?
Totalmente de acuerdo. Gracias. Me lo llevo a mi grupo de Lengua.
Afortunadamente en Canarias a la Consejería no se le pasó por la cabeza semejante ocurrencia. Desde el jueves a las 14 h los docentes de todos los niveles educativos dejamos de acudir a nuestros centros de trabajo. Pero sí es cierto que quienes tuvieron que acudir, incomprensiblemrnte, fueron los compañeros y compañeras que conforman los equipos directivos y el PAS. Estamos a la espera de que la cordura y sensatez de quedarse en casa sea para todos los que forman parte de la comunidad educativa.
Nosotros ya estamos organizados a través de Google Classroom para seguir con las clases. Comenzamos a interactuar con nuestro alumnado el martes 17 de marzo, siguiendo las instrucciones de la Consejería de Educación.
Ánimo, compañeros.
#yomequedoencasa para #frenarlacurva y ayudar a los profesionales sanitarios.
Saludos desde Tenerife
Totalmente de acuerdo. La primera vez que leo algo en referencia a la situación actual del profesorado, quienes, este viernes, acudimos a nuestros colegios, totalmente desbordados (y ya ni te cuento el equipo directivo).
Que nadie dude de nuestra entrega y nuestras ganas de trabajar, pero en un escenario como el que se está dando actualmente, el mensaje alto y claro lanzado por la comunidad médica:
«quédate en casa». ¿Es tan necesario arriesgarnos a acudir al colegio a realizar un trabajo que con paciencia y la adecuada coordinación, se puede hacer perfectamente desde casa?
Espero que, a tenor de lo dicho hoy por el presidente, se recapacite y no se nos exponga innecesariamente.
Impecable.
Quiero añadir una pequeña reflexión sobre las certezas que en estos días de incertidumbre aportan las situaciones nuevas que entran por la ventana abierta de par en par por la necesidad cuando nunca las dejamos entrar de forma razonable por la puerta de las escuelas
Me refiero al hecho de que el verdadero sentido de la escuela es el aprendizaje de la vida y para la vida. Me explico:
Estos días las familias van a comprobar que con más o menos intervención de progenitores, hermanos mayores, llamadas a amigos cultos o wikipedia, nuestros alumnos y alumnas van a ser capaces de aprender cosas nuevas . Por supuesto supongo que no sin pagar el precio de alguna que otra bronca familiar, colleja por la maña letra, mecaguen por lo mal que te han explicado ésto y demás reflexiones sobre lo que todo pichichi parece poder opinar y sentar cátedra: la escuela.
Pero a lo que iba: constataran que los niños aprenden, ohhh, y sin maestros. La patada está asegurada. Qué necesidad de maestros con lo bien que se arreglan sin ellos????
Seguramente después de unos días empezarán a comprobar que sus hijos echan de menos a los compañeros y todo lo que encuentran alrededor de ellos.
Estamos hartos algunos maestros que ya hemos conocido más de una y dos y tres leyes de Educación de decir que los contenidos conceptuales son importantes, pero que lo fundamental y básico son los contenidos actitudinales y procedimentales. Sí señoras y señores de la comunidad educativa, eso que llamamos procedimientos. Aprender de los otros, con los otros y para los otros. Porque eso es la sociedad en la que vivirán de adultos. Y porque esa ocasión de aprender en grupo solo la ofrece la ESCUELA y durante un período de tiempo muy breve: apenas lo que dura la infancia y la adolescencia. Y para todo ello están los maestros y maestras que con paciencia, profesionalidad y mucho esfuerzo vigilan y cuidan de que se haga bien, de atender a la diversidad y de sacar lo mejor de cada individuo y de cada grupo. Observando conductas, corrigiendo comportamientos, introduciendo en el aula dinámicas, combinando lo mejor de diferentes corrientes metodologicas, transmitiendo valores sin los cuales los aprendizajes no serán verdadero conocimiento y apoyando y animando siempre a los más débiles y vulnerables.
Seamos optimistas, compañeros y compañeras, porque no toda la población lo va a entender así, pero ante la evidencia después de días de ensayo, el laboratorio de la reclusión nos va a dar la razón. O no
Soy profesor jubilado de EE MM. Cuando mis amigos docentes me contaron esto lo entendí a la primera: la situación laboral del profesorado es esa desde hace tiempo y va a peor. Además, y eso ya lo viví yo, las direcciones de los centros son cada vez más «conscientes» del miserable poder que les ha dado el sistema y, a su vez, cada vez les gusta más ejercerlo.
Aunque, mucha culpa es nuestra, y, en gran medida, de mi generación, que no supimos enfrentarnos a tiempo a las múltiples humillaciones que, sobre todo, desde los burócratas «desertores de la tiza» nos han ido infligiendo.
También se os podía hacer un erte como a los privados ,u tener solo alos necesarios,los trabajadores de la privada los mandaran al paro por cerrar empresas a los funcionarios los mandan a su casa con el sueldo,es cierto que hay muchos que lo sacan todo adelante y otrs que están deseando irse asu casa por eso me Quito el sombrero y los respeto
Soy profesora de Secundaria. Cuando he leído el artículo me he sentido totalmente identificada. Me duele que se presuponga, por parte de algunos, que esto son unas vacaciones MÁS para el profesorado. Me consta que muchos colegas y yo misma llevamos desde el viernes pegados al ordenador tratando de preparar clases online para nuestros alumnos y subiéndolas después a las distintas plataformas. Cuando amigos y familiares me envían enlaces o aplicaciones de museos, teatros, gimnasios…etc para que no nos aburramos en estos días de confinamiento, yo sólo puedo pensar que para mí no es, dado el trabajo que tengo por delante (amén de las correcciones individuales…)
Ahora bien, de esto no me quejo. Al fin y al cabo es mi trabajo y ante una situación como la que estamos viviendo creo que es mi deber darme al máximo para minimizar las consecuencias de este parón en las aulas. Lo que me ofende, como bien se ha dicho aquí, es que se nos tache de jetas y que se sospeche de inactividad profesional si no estamos presentes en las aulas.
He dicho.
Aquí en Álava los alumnos no van a clase desde el martes 10. Cuando el día anterior pregunté al director si nosotros debíamos acudir dadas las circunstancias, su respuesta fue rotunda. «Los que no van a venir son ellos. Nosotros a fichar».
La forma de decirme eso me repugnó, porque parecía que me quería zafar de mis obligaciones. Como si no supiera cuál es mi trabajo.
Considero que mi preocupación era más que justificada: Tengo un niño de 2 años, y hay que atenderlo en casa porque las guarderías también han cerrado. Y además no debe estar con mayores. Y la gente que puede apoyarte está atendiendo a alguien más.
Así que tienes que aguantarte e ir. Te dicen que extremes precauciones: Que limpie el teclado, el pomo, etc. vamos…todo lo que toque. Que cada quién trabaje en un espacio. Y entonces, ¡nos citan a un claustro!! Para estar todos juntos. En fin.
Hemos tenido que esperar hasta el sábado por la tarde para que nos comuniquen que ya no tenemos que ir. Que trabajemos desde casa. ¡Ya era hora! En el peor punto de contagio y no nos damos por enterados. ¡Qué vergüenza!
Y como decís algunos en vuestros mensajes…hay que aguantar chorradas varias tipo: más vacaciones, a no hacer nada…o, «mandas demasiado a los niños, porque como no lo vas a corregir, te pones morada».
¡Ojalá! Sabemos quienes hemos compartido algo, que se intenta mandar lo que darías en una clase normal. Y que al hacerlo así, nos estamos llenando de correcciones y de mensajes que contestar porque hay dudas, miedos… pero eso no se tiene en cuenta. Y además, te piden que hagas vídeos, que sean divertida, entretenida, eficaz y eficiente, que seas rápida corrigiendo, que hagas el pino…
¡Qué hartazgo! Si me metiera yo un poquito si quiera en el trabajo de los padres y madres de mis alumnos…madre mía!!
Oso Ondo, una reflexión a extender
Soy profesora de secundaria en Francia. Aquí los centros cerraron para todos el 13 de marzo, excepto para equipos directivos. Por supuesto, seguimos on line como fieras, igual que vosotros. Pero unos días más tarde salió la portavoz del gobierno a informar a la nación del problema creado en la agricultura por la falta de mano de obra, invitando a aquellos desocupados a hacer algunas horas en el campo. Y añade “ yo no voy a pedir a todos los profesores de Francia, que ahora no están trabajando, que vayan a recoger las fresas”. La cosa cayó muy mal entre los docentes y sindicatos y al día siguiente tuvo que disculparse. Pero lo que yo retengo de esto es que en esta “boutade” no se le ocurrió hablar de los abogados, de los administrativos del estado, de los fiscales, de los peluqueros, de los oculistas, de los dentistas… a bote pronto le sale el rencor profesoral. Una vez leí que era una especie de trauma de infancia no superado, sobre todo si no has sido buen alumno…habrá que hacer una encuesta entre el cuñadismo, a ver si es verdad.