SIETE VENTANAS A LA LIBERTAD

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Foto: Marian Calvo

Perdonar es un verbo sin sentido
porque nadie puede dar lo que no tiene.
Por eso no persigo la blancura
ni que todo lo que ha sido no haya sido.
Ocurrió. No hay duda que fue hecho.
Ocurrió. Podemos inventar una leyenda.
Ocurrió. Por mucha hojarasca que lo cubra.
Porque queda una playa repleta
de tu mi nuestro granito de arena.
Ese pequeño granito invisible
del que sacaste una pequeña ventaja,
del que saqué una pequeña salida,
del que sacamos un diminuto motivo.
A no ser que te creas ser el viento,
A no ser que te creas tan perfecta,
tú no puedes perdonarles a las playas
cada grano de arena que contienen.
Los cuentos, los relatos, las historias
se transmutan en mentiras y en excusas
y se acaban refugiando como sombras
y esas sartas de palabras te reflejan
transparente:
es tu palabra contra la tuya.
Es tu razón ganando a tu cordura.
Es tu miseria luchando con tu orgullo.
Y donde dice tú, di mí, di nos, di otros.
A pesar de ese ruido del engaño,
sus mentiras y los golpes recibidos,
el corazón vuelve a pegarse en mil pedazos cuando ama.

Hoy es hoy y es un día tan pequeño,
que puede contener todo el futuro
en las siete ventanas de la vida.
La primera ventana es redonda,
es la ventana del nacer y del comienzo.
Hay una montaña y una fuente
y desde allí empiezan y acaban los caminos.
Se ven varias rotondas que dan vueltas.
La segunda ventana es trascendente,
desde ella se vislumbran los proyectos.
Es abierta y se ven muchas escuelas,
debajo hay un banco con dinero.
La tercera ventana es el sustento,
la comida, el trabajo y la limpieza.
Lleva mucho tiempo mantenerla
porque somos lo que somos, no lo olvides.
La cuarta ventana es un resumen,
contiene los recuerdos y los hilos,
contempla mucha vida en los papeles,
pero no debes caer en su espejismo.
La quinta ventana abre el campo,
la sexta y la séptima la siguen.
Allí nace lo que nunca se ha pensado
donde no hay espacios mensurables.
Siete ventanas a la libertad y un día.
Siete ventanas a la libertad y un barco.
En el viaje ya no importa
para qué, dónde, por qué, cómo, cuándo y quién
colocó las arenas en los fondos.

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