El rey de la calle me ha dicho
que solo los tontos dan limosna
a quien rechaza el pan
porque odia a quien da por dar.
El hombre que disfruta torturando
no logrará que llore.
Odia a quien vive en sí
y a quien está por estar.
La mujer araña que espera y devora
me mira desde su tela que no me atrapa
odia a quien es libre porque es así.
Mientras pasan tantos odios y palabras,
mi corazón ya no teme
mi corazón no es de carne.
Tengo un corazón de hierro.
Tengo fe de hierro en que hay más de lo que veo.
Tengo esperanza de hierro en que hay más de lo que siento.
Tengo amor de hierro a quien yo quiera querer.
Me he despedido de los vestigios
y los he guardado en cajas y una maleta,
cajas azules, caja con sol y luna,
cajas cerradas con llave.
Ahora están encerrados en lo que fue.
Reconocidos, admitidos y despedidos
como las hojas que han volado.
Solo queda hoy solo quedo yo
solo queda un salto en el tiempo
corazón de mármol blanco.
