BASQUEDOKFESTIVAL 2022

Cuando se asiste a un festival de fotografía documental como Basquedokfestival, los ojos terminan agotados de mirar y de intentar no perderse ni un segundo de cada una de las diversas propuestas de luz, los libros, los proyectos, los distintos modos de mirar el mundo y todas las reflexiones sobre el universo de la imagen. Y así cinco días, desde el 2 hasta el 6 de noviembre de 2022. Y después llega el silencio y la necesidad de asimilarlo.

Cada cual a su manera, los creadores nos regalaron un pedazo de su universo y basta con entrar en sus webs para ver la variedad de estilos que confluyeron en el Bizkaia Aretoa de Bilbao organizado por la UPV y de la escuela de fotografía Blackkamera:

Bego Antón | David Hornback | David Salcedo | David Arribas | Dona Ferrato | Eleonore Simón | Eliska Skay | Gabrielle Duplantier | Gus Powell  | José Bautista | MaysunRoberto Aguirrezabalaga | Richard Kalvar | Scarlett Cotten 

Ha sido un evento en torno a la imagen en el que, por ejemplo, se pudo fotografiar el sonido gracias a José Bautista, productor multimedia que habló de  ‘mirar el sonido y escuchar la imagen’ Y con esa premisa estrenó su  documental experimental de paisajes sonoros Aiyéniariwo. Toda una experiencia sensorial dividida en 4 actos que transporta a llenar de imágenes la mente, mientras se permanece cerca de una hora en una sala a oscuras. Es un paseo por los sonidos del ser humano y de la naturaleza del planeta. En el proceso de creación comentó que lo que buscaba era mostrar cómo la tierra escucha los sonidos del mundo. 

Una parte del festival, el viernes a la tarde, se dedicó al fotolibro. Algunos de los fotógrafos invitados presentaron sus últimas publicaciones. Así, David Hornback habló de Where the Hell is Wichita, libro de fotos familiares hechas por un joven David y editadas y publicadas por un David adulto en diálogo consigo mismo;  Roberto Aguirrezabalaga y su obra Samizdat en la que reflexiona sobre los movimientos de disidencia intelectual que surgieron en la Europa del Este, un ejemplo de autopublicación como resistencia y una maravilla de diseño. David Salcedo presentó en exclusiva su último libro +  con el que trata de hacer sentir lo que significa el proceso de edición en cualquier trabajo y la magia que supone perderse en él. Sin duda, lo logra con creces con el formato elegido, porque posibilita generar sorpresa con todas las posibilidades. Y por último, Eleonore Simón y su libro Valparaíso. Una fotógrafa enamorada de la fotografía callejera, en este caso en la ciudad Chilena, una nómada que afirma que no todos los que vagan están perdidos y que busca con su fotografía generar algo bueno.

Me gustó mucho la presencia física de los fotolibros y tocarlos, tener, no solo la opción de comprar y poder hablar con los propios autores, sino también la posibilidad de acceder a una variada propuesta de títulos gracias a la librería La saturnina que estuvo presente todo el fin de semana. Me hizo especial ilusión que en la mesa estuviese mi proyecto de fin de curso La fábrica de sueños y que se pueda comprar en la propia librería. Gracias Vanesa Lara y gracias Josu Zaldibar.

El sábado fue el turno del trabajo de Gus Powell con su fotografía de calle en un espacio como la ciudad de Nueva York; disfrutamos de su modo de mirarla en profundidad encontrando siempre  algo llamativo y añadiendo siempre algo más a esa toma. Nos enamoró con expresiones como ‘abrazar la luz’ o ‘bailar con el mundo’. Además, nos relató con imágenes del libro Family car trouble, el duro proceso de despedirse de su padre tras una larga enfermedad. 

Después, Richard Kalvar llenó de silencio la sala mientras contemplábamos la selección de fotos que hizo basada en sus emociones. Un autor que busca el humor o la ironía consciente y en lucha con  la paradoja de la relación entre la realidad y la fotografía como creación artificial. 

Del blanco y negro, pasamos a la explosión de color que nos propuso Eliska Skay y su búsqueda de la belleza del cuerpo y lo humano. Para ella, la fotografía es un mundo de maravillas en el que lo excitante es jugar con la luz, convertirse en una pintora con la cámara y crear su propia realidad disfrutando de todo el proceso.

Y terminamos el día con Scarlett Cotten, una exploradora de los temas de identidad, género e intimidad a través del retrato. Ella misma nos contó que hace muchos años que, cuando retrata,  les pide a los hombres que la miren a ella para crear intimidad, y para que así surja la sensualidad en el cara a cara con ellos. En su último trabajo demuestra que la vulnerabilidad no tiene que ser algo femenino y enmarca a sus retratados en espacios que quiere que sean algo especial para ellos.

El domingo, Gabrielle Duplantier nos enseñó en la pantalla gigante de la sala del Bizkaia Aretoa un universo de claroscuro que nos embrujó. Su trabajo es un constante intento de encontrar el contacto con la vida, de reconectarse con el mundo, una necesidad de despojarse y de contar su historia desde la simplicidad. Por la tarde, en la masterclass de cuatro horas a la que asistimos solo una docena  nos mostró más de su visión de la fotografía y vibramos con su trabajo.

Luego llegó Bego Antón para poner sobre la mesa el concepto de verdad, realidad o fantasía; habló sobre Brujas, perros, elfos y otras realidades fantásticas, su última publicación. En su trabajo se acerca a pequeños grupos con intereses extraños, que documenta y retrata de manera magistral. Afirmó, que cuando piensa y empieza un proyecto, nunca suele ser lo que al final sale, pero, lo que le sale es algo que nos llama a cuestionarnos dichos conceptos.

El colofón del festival fue Dona Ferrato desde Brooklyn recibiendo el premio Basquedoksaria2022. Vestida de esqueleto, instó al público a documentar la verdad con las cámaras sin tener miedo, porque la fotografía es una buena arma para frenar el patriarcado y contribuir a cambiar el mundo.

En los intervalos de cada ponencia pudimos ver varios cortometrajes de AQABA MEDIA, visitar la exposición y la presentación del libro Ansia de David Arribas, disfrutar de cafés y compartir sobremesa entre compañeros de afición y profesión.

Ha sido un festival inolvidable. Si el tiempo o los avatares de la vida no lo impiden, volveremos el año que viene.

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